El arquetipo de Lilith se puede asociar a la sombra, un modelo que contiene lo inaceptado, lo reprimido o lo difícil de asumir. Lilith, como dice Chevalier, no puede integrarse en los marcos de la existencia humana, de las relaciones interpersonales y comunitarias, es rechazada al abismo del inconsciente, desde donde no cesa de inducir al deseo que se aleja de las normas sociales y familiares. Para este mismo autor, el domicilio de Lilith se fija en las profundidades del mar, de donde surgen los monstruos; símbolo de lo subconsciente, donde la censura de la conciencia procura que de allí no salga para que no venga a alborotar la vida de los hombres y mujeres de la tierra. 
La caja de las represiones
Pandora de los griegos es la Lilith que simboliza el origen de los males de la humanidad,  es la caja de las represiones y el símbolo de lo que no se debe abrir. Pero en su aspecto positivo también es el vaso de la esperanza que se esconde en ese inconsciente profundo, donde están latentes todas las posibilidades, todas las riquezas y todos los deseos.
Este modelo o arquetipo astrológivo se puede interpretar como una fuerza gravitacional, ausente de conciencia que se reviste de sabiduría pero que contiene los deseos de tener mayor autoridad y de erigirse como figura dominante, y pervive en el mundo de los sueños, sobre todo aquellos que tienen un contenido impúdico.
Es un arquetipo que no se puede integrar en el marco de la vida ordinaria, pues engendra criaturas fantasmales e instiga a la curiosidad. Sin embargo su integración en el conjunto de la personalidad facilita la victoria, aumenta la prosperidad y mejora la elocuencia. En lo negativo Lilith se puede asociar a todo pensamiento desorganizado o delirante y entra de lleno en lo que se conoce como mundo «paranoide».
La maestra de la brujería
En otro sentido Lilith es la maestra de la brujería, es la bruja que todos llevamos dentro – mujeres y hombres – o la sombra del ánima o del ánimus, si queremos utilizar un lenguaje psicológico. Es el arquetipo que trata de erigirse como dominadora; es el modelo reivindicador, el que se revela contra las desigualdades de todo tipo, luego no es el arquetipo dominante, es el competidor del yo consciente, que se proyecta en actitudes sociales. No obstante, es Lilith quién tiene el conocimiento profundo de las energías que gobiernan el cuerpo.
El pensamiento proyectivo
Cuando el arquetipo de Lilith está bien integrado, aporta gracia y persuasión a la personalidad, añade poder de decisión y de responsabilidad; pero cuando está completamente reprimido, es la provocadora de los síndromes paranoicos y llena a la persona que la padece, de proyecciones como la impudicia, la falsedad o la perfidia y desarrolla una personalidad castigadora, envolvente y dominante.

Este aspecto sombrío de la conciencia, casi siempre inaceptado o inaceptable, cuando no está integrado, es el que se proyecta sin previo aviso, irrumpiendo en ciertas experiencias personales, bajo la forma de estados de ánimo o impulsos repentinos que llevan a realizar acciones que más tarde no podrá explicar o disculpar.

La irrupción de Lilith mal integrada, es como si otro individuo se apropiara de la personalidad para hacer, decir o pensar una serie de cosas opuestas a la voluntad del yo consciente. Jung describe la proyección de la sombra hacia los demás, como las debilidades y los defectos que no se aceptan, todas las cualidades malas e inferiores que no se reconocen, se proyectan en la sombra sobre los demás.

Otro de los aspectos de la personalidad atribuibles a Lilith mal integrada, se nota en la suspicacia y las miradas de soslayo, de quienes tienen a Lilith mal integrada,  actúan como si quisiera detectar algún complot, se muestran con pensamiento suspicaz, rigidez, atención dirigida constantemente hacia actividades indagatorias, hipersensibilidad frente a la crítica, y pautas de conducta como el recelo, la hostilidad o la arrogancia.

Con Litith reprimida, suelen experimentar una transformación de los sentimientos amorosos en vivencias de odio y persecución y cuando aumenta en presión a causa de su represión sexual, acaba por producirse un insidioso desarrollo de un sistema delirante persistente e inconmovible, conservando la inteligencia, la claridad y el orden de pensamiento.

La personalidad atrapada por Lilith es un observatorio hipervigilante que no hace conjeturas extravagantes; indaga y examina cuidadosamente lo que está alrededor, carece de  humor que puede sentir como humillante, no le entretiene, además lo interpreta como algo ridículo. Por otro lado aparece una fuerte fascinación por los significados  ocultos y cualquier acontecimiento que se salga de lo común le sugiere una explicación extraordinaria.

Un persona con Lilith mal integrada, presenta como rasgo característico de su personalidad, una incapacidad para olvidar y perdonar, y suele ser vengativa. Su capacidad para encontrar defectos está altamente desarrollada, a medida que se compromete más personalmente, se siente mayormente amenazada.

Lilith por ser un modelo femenino, domina con mayor facilidad a una personalidad femenina, por ello este modelo se presenta más activo en cierto tipo de mujeres que tienen la sensación de ser el centro de interés de los demás, son mujeres que fácilmente se agravian o se sienten menospreciadas, poseen en la mayoría de los casos un orgullo injustificado o un aspecto de autosuficiencia. Son cautelosas y se preocupan por las motivaciones y significados ocultos, y exageran en su autonomía. Tienen la sensación de ser diferentes y suelen movilizarse en alguna «cruzada » contra las injusticias sociales. Sienten malestar por trabajar » bajo » otros, tienen un conflicto con la figura de autoridad y una hiperagudeza  frente a las sensaciones – a menudo agradables – y siempre tienen ilusiones auditivas, oyen voces internas que no asocian con la conciencia y prefieren mantener una actitud discutidora y provocadora, eligen discutir, más que ceder. Al igual que el arquetipo original.

En los brotes de descontrol se encuentra desconcertada y con frecuencia describe la sensación de que «algo extraño me está ocurriendo «, al mismo tiempo que experimenta sentimientos de despersonalización y se vuelven desconfiadas, discutidoras e hipersensitivas en sus relaciones interpersonales. Mantienen una actitud defensiva cuyas dos armas principales son la desconfianza y la excesiva agresividad. Su rendimiento intelectual a menudo es superior al promedio, pues dedican todo esfuerzo a mantener sus facultades bajo control, suelen tener hipermnesia, aunque es un aumento de memoria influido por sus motivaciones.

Su propensión a polemizar obliga a los demás a aclarar sus posiciones tanto en lo que respecta a diversos temas, como a la relación con ellas; tienen que decidirse a tomar partido. Se sienten más cómodas frente a un enemigo bien identificado que frente a una persona cuya posición no está claramente definida. Parecen ansiosas por descubrir una injusticia social y luego canalizar su ira para rectificarla. Están deseosas de » dar una lección a la gente » . Su fuerza reside en su represión sexual.

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