Urano es el planeta más afín a la naturaleza de las estrellas, pues todas ellas tienen una naturaleza semejante a la de Urano, una naturaleza que se combina con otras naturalezas de distintos planetas. Y eso es así para facilitar la comprensión de la influencia de las estrellas, no es que tengan nada que ver en modo directo las estrellas con los planetas, simplemente que se parecen y de esta manera resulta más fácil entenderlas.

Aldebarán, al igual que el cóndor que revolotea en lo alto de cielo, elige para elevar a las personas que tienen algo destacable, que son “estrellas” de la música, del arte, del deporte o de la política, personas que tienen algún brillo que las hace destacar sobre la demás.

La estrella Aldebarán formaba conjunción con el planeta Urano entre los años 1944 y 1945. En esos años nacieron muchas de las “estrellas” de la música, los  inmortales de la canción. Bob Marley, Eric Clapton, Mick Jagger, Franco Battiato o Rocío Jurado en España.

La estrella Aldebarán, cuando se coloca sobre Urano, elije personas que sean  “estrellas” originales, sorprendentes, únicas en su especie, personas geniales. Nunca eleva a personas corrientes o vulgares. Es un ascensor para los genios del arte.

Bob Marley es sin lugar a dudas un músico compositor, genial, único en su especie, nunca antes visto, extraordinario, quien tenía al nacer al planeta Urano en el mismo grado que la estrella Aldebarán.  Y la estrella lo elevó a lo más alto que se puede llegar el mundo de la música.  Su música, sus tonos, su ritmo que altera los latidos del corazón, son completamente distintos y nuevos. Su ritmo se sincroniza con los latidos de corazón y lo lleva a un ritmo “divino”, si se me permite la expresión. Lástima por la oposición larga que Urano formaba con su Luna en la Casa XII.

La estrella Aldebarán lo elevó muy por encima de lo que nadie pudo imaginar en su Pueblo de Santa Ana de Jamaica cuando él era joven. Ascendió súbitamente como una nave espacial. Y cuando el atacir de Urano y de la estrella Aldebarán llegaron a la cúspide de la Casa VIII, la puerta del Camposanto, lo dejó caer y murió a temprana edad.

Su muerte ocurrió el 11 de mayo de 1981, a los 36 años. Fue una muerte sorprendente, inesperada, incluso para él mismo. Perdió la vida a causa de un cáncer que, sorprendentemente, anunció en su día. La estrella lo soltó y lo “estrelló” en la puerta del Camposanto, una muerte inusitada se lo llevó.

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