Allá en lo más profundo de Siberia, en las orillas del lago Baikal, se baila la danza Tsam. Un tipo de baile que en un sentido exotérico o popular simboliza la lucha contra el mal y la victoria frente a los demonios y a los enemigos.

Los danzantes adquieren una forma terrorífica y espeluznante, su aspecto atemorizante sirve para infundir miedo en los no creyentes y acercarlos al camino de la creencia religiosa. Originalmente tuvo que ver con una representación de una danza en la que intervienen los dioses planetarios.

La palabra Tsam es de origen tibetano y significa danza, una danza pantomímica con máscaras en honor a Milarepa, según ciertos autores, el reconocido poeta y eremita tibetano del siglo XI. Este tipo de asociación es semejante al que hacen los sufies con el Sama, la danza sagrada y Rumí, otro poeta y místico de la época. De la palabra Tsam a Sama hay poca distancia, poca diferencia, como también la hay entre ambas danzas sagradas.

Le pregunté al monje Ganyur, el director budista de la Universidad astrológica de Ivolginsky, sobre esta danza, si tenía alguna relación con la representación de las divinidades planetarias y me dijo que sí.

La danza Tsam es una danza sagrada, una danza que tiene una coreografía que usa unas máscaras peculiares, una danza de máscaras sagradas. Se preguntaba Basilio Baltasar, en su libro de “Arte de la nación Buriata” ¿Qué quiere decirnos el monje cuando danza disfrazado de una deidad colérica?

…..”Las máscaras parecen disfraces pero, por un momento es posible temer que su apariencia sea verdadera”.

Este tipo de máscaras ha ido cambiando y evolucionando desde su origen que se supone estuvo en la India, llegó al Tibet y se trasladó hasta el lago Baikal.

Los danzantes giran alrededor de los pasillos de unos círculos concéntricos, al mismo tiempo que giran en torno a sí mismos, emulando los movimientos planetarios, en su girar se despliegan una especie de alas que penden de sus espaldas dando la sensación de ser seres alados que descienden momentáneamente del cielo para danzar con las fuerzas representadoras de la naturaleza y compartir un instante de su existencia con los humanos que los invocan.

En la danza Tsam participan los dioses celestes, los genios de la tierra, los demonios, los seres humanos y los animales formado un cosmos vivo lleno de colorido y belleza.

Últimas fotos reales de la Danza Tsam

Para efectuar la danza, trazan siete círculos en el suelo de un lugar adecuado.

El primer círculo tiene un diámetro aproximado de diez metros, luego hay trazado otro círculo a unos dos metros hacia el exterior, un tercer círculo que deja un pasillo más amplio que el anterior, luego un cuarto círculo de otros dos metros de ancho, un quinto círculo dejando un pasillo amplio, un círculo más y un último círculo que está lleno de gente sentada observando la danza, así se observa en las fotografías de principios del siglo pasado, antes de que los bolcheviques interrumpieran este movimiento artístico, religioso y cultural.

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