La noticia: 

“El gobierno de España ha dado la orden para la exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange y que actualmente está enterrado el Valle de Cuelgamuros, conocido anteriormente como el Valle de los Caídos. Ha sido la propia familia la que ha decidido llevar su cuerpo al cementerio madrileño de San Isidro, en el que será su cuarto entierro.

El traslado de estos restos mortales se debe a la Ley de Memoria Democrática en la que se incluye que en el Valle de Cuelgamuros solo podrán tener sepultura «los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra».

-Esta es la noticia, la voy a analizar en modo astrológico, usando los relojes de la muerte, por tratarse de un tema relacionado con un muerto y con la muerte. Otra cosa es que esté más o menos de acuerdo con esa decisión del gobierno.

“En el Valle de los Caídos solo podrán tener sepultura los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra».  A José Antonio lo fusilaron los comunistas durante la guerra en Alicante.  Fue una persona fallecida a causa de la guerra, no murió en el frente como miles de personas que murieron fusilados durante la guerra sin estar en el frente, de un bando y de otro. A mí me parece una “vendetta”. Pero bueno, vale, bien, el calamar es amigo de compañía.

El tema es que un señor que está muerto lo desentierran, como hacen los mexicanos en el “Jalogüin” del día de los muertos. Que los desentierran, les hacen una fiesta y luego los vuelven a enterrar. Son costumbres. Con este hombre pasa igual. Ahora los del gobierno les ha agarrado la costumbre de desenterrar muertos y ahora le toca el turno a Primo de Rivera.

Digo déjame que mire la carta del cielo de Primo de Rivera usando los atacires del ciclo de 156 anos, que es el reloj de “todas las muertes”, a ver si en ese reloj se señala algo que refleje una cosa así y entonces no le echamos la culpa a nadie de nada.

En esta carta se ven señales muy claras de un asunto de estas características, lo que ocurre es que es un poco difícil de ver. Es como mirar un bosque de mucha maleza donde apenas se ven las setas.

Voy a limpiar el cielo del reloj de 156 años para que se vea bien la hora. Que si no, la señora que se cansa de leer se me espanta y me deja con la palabra en la boca.

Aquí se ve más claro, salta a la vista que el atacir del Sol, que viene de la Casa XII, que es lo que está oculto, y en este reloj de la muerte no puede ser otra cosa más que el finado, llega al Mediocielo, donde todo se hace público, junto a Saturno que siempre refleja asuntos luctuosos en este reloj de la muerte.

Al mismo tiempo, el atacir de la Luna, que refleja a la familia del finado, llega a la cúspide de la Casa VIII, donde está la puerta del Camposanto.

Y para sumarle hasta las cuarenta astrodinas al reloj, el atacir de Plutón,el planeta de la muerte, llega al lugar de la Luna que está en la Casa XI donde salen a escena viajes acompañados de la familia.   A mí me parece que está claro.  Y para mayor claridad voy a poner en hora el reloj de la muerte de  toda la vida, que es el ciclo de 13 años, al que se considera la aguja menor del reloj de la muerte.

Mira tú qué casualidad, antes llegaba el atacir del Sol a Saturno y ahora llega el atacir de Saturno y el MC al Sol, y también el atacir de la Luna llega a Plutón.  ¿Cómo lo ves?

Son relojes perfectos, no me digas que no.

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