La Astrología se puede imaginar como un edificio, o mejor, como un Templo del saber humano, algo así como el Templo de Jerusalén, varias veces derruido y luego reconstruido. De igual modo la Astrología, el Templo de la Astrología, ha sido reiteradamente destruido, y ahora estamos en la fase de reconstrucción. Disponemos de los planos, la memoria, la idea, tenemos al alcance de la mano los materiales y también están disponibles los constructores; los astrólogos del Siglo XXI.
El edificio de la Astrología se sustenta en cuatro pilares. En primer lugar, y como soporte más popular de todos, está el Zodiaco y los doce signos zodiacales. Este es uno de los pilares que al igual que el Templo de Apolo en Delfos, ha quedado en pie.
A pesar de la prohibición de los libros de astrología causada por la Bula del Papa Sixto VI promulgada en el siglo XVI, y que supuso la expulsión de la Astrología de las universidades de Salamanca, Zaragoza, Valencia y Alcalá de Henares en España, por citar unos ejemplos, a pesar de la destrucción total del templo de la Astrología que hasta entonces estaba integrado en el sistema de enseñanza superior universitario, con el trascurso de los siglos posteriores, la columna del templo representada por signos zodiacales siempre se mantuvo erguida. Todo el mundo se interesa en mayor o menos medida en conocer cuál es el signo zodiacal donde estaba el Sol en el día de su nacimiento. Por más que han intentado arrasar y hacer desparecer este vestigio astrológico, siempre se ha mantenido vivo hasta la actualidad. Rara es la persona que no conoce su signo zodiacal.
El segundo pilar en el que se sustenta el edificio de la ciencia de la Astrología son los planetas que circulan por la banda zodiacal, una columna va con la otra y así, juntos, signos zodiacales y planetas forman el soporte del primer dintel del templo de la Astrología.
Signos zodiacales y planetas, crean la primera estructura de la ciencia astrológica. En esta fase se incluye el conocimiento “astronómico” como elemento auxiliar en el desarrollo de la astrología. -Tan es así, que hasta el siglo XVI, cuando la Bula del Papa Sixto, astronomía y astrología no tenían diferencia. Toda investigación astronómica era de utilidad primordial en astrología, no se entiende una cosa sin la otra. El astrólogo no puede prescindir de los datos astronómicos. El astrólogo usa el cielo como un espejo reloj que refleja lo que hay en la Tierra y lo que le ocurre a los seres vivos, mientras que el astrónomo profundiza en el fondo de cielo y tiene un trabajo muy distinto. Ahora mismo, una de sus tareas más encomiables es la búsqueda de exoplanetas en las estrellas lejanas. -Nada que ver con la tarea del astrólogo cuya función es rastrear en la superficie de la Tierra, en las personas y los seres vivos, la influencia de los relojes del cielo que se forman con el caminar de los planetas por el Zodíaco.
La tercera columna sobre la que se sustenta la ciencia de la Astrología, son las “Casas”. Un ingenioso sistema que permite observar la vida humana como si estuviéramos en lo alto de la tramoya de un escenario de teatro, donde se suben y se bajan los distintos telones del decorado de la obra.
Un teatro mágico, eso sí. Un teatro como el que describe Hemann Hesse en el Lobo estepario. Un teatro compuesto por múltiples puertas, tras las cuales se encuentra todo lo que el ser humano busca o espera encontrar.
El sistema de “Casas” no tiene cabida en el concepto actual de ciencia. Es más cercano a los conceptos psicológicos de arquetipos y alteraciones de la conducta. El sistema de Casas es el más ingenioso de puntales en los que se apoya el edificio astrológico. Ben Ezra decía, refiriéndose al sistema de Casas, que: “Estas doce Casas son la perfección y el fundamento de todos los juicios”.
Este sistema permite observar el fenómeno de lo holístico, la doctrina que promueve la concepción de cada realidad como un todo, distinto de la suma de las partes que lo componen.
Eso es lo que nos permite observar el sistema de Casas, un todo donde cada una de las personas que intervienen en la vida de cualquiera de nostros, forman parte directa de nuestra existencia, configurando un todo en la misma con nosotros mismos. -Para que te hagas una idea, si a tu hijo le ocurre una desgracia tú sufres como si te hubiera ocurrido a ti, y así con todo. -Eso es lo que permite observar el sistema de Casas, que es el tercer soporte del edificio de la estructura de la ciencia de la Astrología-
La cuarta columna del recinto de la Astrología, está formado por los “Aspectos”, un método geométrico que vincula a los planetas entre sí a través de un entramado de determinados ángulos, una especie de andamiaje que conecta unos planetas con otros y que permiten conocer el ”diálogo” entre las personas de nuestro entorno, con quienes estamos obligadamente en contacto y nos relacionamos por necesidad. De tal manera que los planetas del cielo de nacimiento de una persona pueden estar “esquinados” entre sí y cuando eso ocurre entre la Luna y Saturno, la relación entre la madre y el padre de la persona afectada, será una relación conflictiva que afectará de modo directo a quien lo padezca.
Planetas, Signos, Casas y Aspectos, son las cuatro columnas sobre las que se sustenta el edificio de la ciencia de la Astrología.