El arte de los perfumes y la Astrología están conectados desde la antigüedad, no se trata de ningún esfuerzo modernista para innovar o alterar las cosas, sino para dejar esta relación en su estado puro y original. -En las grandes culturas de la antigua Mesopotamia y Egipto aparecen los primeros vestigios de la practica de la Astrología, y al mismo tiempo las primeras técnicas para obtener ungüentos aromáticos;  al principio remojaban flores en aceite y luego lo exprimían cuando el aceite se había impregnado de sus aromas.

Este parentesco de nacimiento mantuvo unidas durante siglos ambas técnicas, basta dar una ojeada a cualquier texto tradicional sobre perfumes para comprobar esta íntima relación; en todos los trabajos sobre perfumes siempre se hace alguna referencia a su correspondencia con los cuerpos celestes.

Para los sabios antiguos, los cuerpos celeste eran considerados dioses, en el sentido de la raíz sánscrita «deva», de donde viene la palabra dios, que es sinónimo de celeste, brillante, resplandeciente e influyente. Para  ellos cada aroma, cada perfume tenía una relación directa, una  atadura con cada una de las deidades celestes, por ello los  ungüentos aromáticos, los inciensos y los perfumes sirvieron en principio exclusivamente para el culto religioso o mágico. Con el uso de los perfumes se trataba de tender un puente entre lo celeste y lo terrenal, de armonizarse con lo divino.

En todos los textos litúrgicos, de rituales, magia o cultos religiosos, aparecen siempre los perfumes junto a la Astrología. Con el paso del tiempo, al entremezclarse lo profano con lo religioso, la costumbre de perfumarse fue  extendiéndose a su uso profano, sin perder por ello su aspecto mágico y su relación astrológica.

Quizás la Reina de Saba fue  una extraordinaria maestra en el arte del perfume, probablemente bajo esta influencia, Salomón llegó  a ocuparse de los perfumes y dijo que: » el ungüento y el perfume alegran el corazón»

En las Clavículas atribuidas a Salomón, los perfumes y los aromas relacionados con los astros, juegan un papel fundamental. En esas tablas de correspondencias aparecen inscritas por primera vez las relaciones entre los perfumes y los cuerpos celestes; los siete  planetas con los siete ángeles, las siete  piedras preciosas, los siete inciensos, las siete plantas etc.

Los perfumes de los inciensos de la tabla salomónica eran estos siete:

            Azufre                                    

            Madera de alóe                      

            Estoraque                   

            Almizcle                     

            Laurel                                     

            Enebro  

            Incienso         

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