Buscar estrellas bebenias parece tarea de la Nasa o de la Agencia Espacial Europea, pero no es así. Las grandes agencias aeroespaciales nacionales e internacionales se dedican a muchas cosas, buscan de casi todo, pero no tienen mayor interés por este tipo de estrellas bebenias.

Las estrellas bebenias son conocidas desde la antigüedad y se refieren a 15 estrellas especiales que pueden ser vistas cuando el cielo aún no se ha oscurecido del todo y mantiene su color azulado, antes del negror del fondo del cielo. Se conoce como bebenias a algunas de las estrellas que brillan en el cielo azul antes de anochecer o justo antes del amanecer y también durante el periodo de Luna llena, son estrellas que pueden ser confundidas con luceros, es decir con alguno de los cinco planetas que pueden ser vistos por el ojo humano brillando en el cielo del anochecer o en las noches de Luna llena y que han servido durante siglos para orientar a los seres humanos en el espacio o en el tiempo.  Su nombre quizás provenga de una expresión beduina, según me comentaba mi colega Rafa Gil que estudia sobre este mismo tema.

Este tipo estrellas, que han servido a la humanidad, entre otras cosas, para orientarse en la noche, eran de capital importancia en la antigüedad y mantuvieron su valor como mojones celestes para los navegantes de todo tipo, incluyendo a los navegantes del desierto, y a todos aquellos que tenían que orientarse en los inmensos espacios abiertos o en medio de la oscuridad de los mares.  En los antiguos mapas celestes se destacan claramente estas estrellas, siendo la rojiza estrella Aldebarán una de las más importante para estas gentes como también lo era para los Incas.

En mi viaje a Buenos Aires de septiembre del 2003, cuando estaba finalizando  el seminario que trataba sobre Astrología eleccional, una variante de Astrología que consiste en localizar el momento adecuado para iniciar una tarea, emprender un viaje,  presentarse ante otra persona, inaugurar un negocio, empezar una construcción o para iniciar cualquier actividad o relación en la que se quiera potenciar la fluidez y el buen desarrollo.  Las elecciones astrológicas favorecen la buena marcha de lo emprendido, como el clima adecuado favorece el crecimiento de una planta.  Pues bien, cuando expresaba la conveniencia de localizar una buena estrella bebenia para afortunar  el cielo de un momento inicial, es decir para encontrar una “buena estrella” que estuviera en el horizonte o en el cenit del lugar en el momento del inicio o del encuentro que se deseaba afortunar, tomé conciencia de que en el hemisferio sur faltaba saber cuales eran las estrellas bebenias, la estrellas visibles en el cielo de la primera hora de la noche y que también se pueden ver durante las noches de Luna llena, las que pueden salir por el horizonte o ser cenitales en estos lugares de sur América, es decir, las que tienen orto en esa zona del mundo.

Este tipo de estrellas también tienen una utilidad especial para saber si una persona tiene “buena estrella” o una estrella con una calidad de bebenia o de estrella que influye en la vida de los seres humanos.

En el libro Conplido de Aly Ben Ragel, que es una recopilación de toda la astrología oriental y occidental hasta el siglo IX,  traducida en el siglo XII al castellano por mandato del rey Alfonso X el Sabio y puesta al día por la Escuela de Traductores de Sirventa a finales del siglo XX, se cita este tipo de estrellas en varias ocasiones: En una de ellas lo hace cuando habla de la Casa IX y dice que “…cuando coincida el mismo grado del centro de esta Casa con una estrella bebenia que sea de la naturaleza de Júpiter y de Mercurio, y uno de los dos sea regente del Ascendente y estén ambos formando aspecto favorablemente a la mencionada estrella desde buen lugar, a salvo de las infortunas, significa que el nacido bajo tal constelación o el que te ha hecho la pregunta es de fiar en sus dichos y en sus palabras, honrado y entendido, sabe lo que está oculto, habla con palabras de profetas y dice las cosas que han de suceder antes de que ocurran.  Y si además el Sol está en el Medio Cielo, tendrá visiones verdaderas o será profeta.”

En otro lugar dice: “Pero si el Sol está en signo de aire o de tierra, y está en el grado del Ascendente o 3 grados antes o después de él y no hay alguna de las 15 estrellas bebenias de las que son de la naturaleza de las fortunas, en conjunción al grado del Sol o del Ascendente, ………………”  En este párrafo nos informa del número de estrellas bebenias según  los antiguos.

En el siglo XVI Francisco de Juntino también recoge el uso de este tipo de estrellas.  En su libro de Astrología judiciaria, subtitulado como “Acerca de erigir las figuras celestes por las revoluciones de los años de algún nacido”.   En este texto desarrolla 26 maneras de interpretar las revoluciones solares y en la sentencia número 7 cita a las estrellas bebenias. Dice así: La magna revolución es aquella confortada ( es decir, recibe  vigor, espíritu y  fuerza) por las estrellas bebenias de la primera magnitud y las que están en la latitud del zodíaco …..o las que están en el cenit. Y la revolución es mayor cuando el significador principal se quede con alguna de ellas.  Pero la revolución es máxima cuando estas estrellas del zodíaco estén en la misma latitud y longitud que el significador. -A través de Juntino recuperamos uno de los usos más interesantes de este tipo de estrellas bebenias.

Desde la antigüedad se consideran estrellas bebenias a aquellas que pueden parecer planetas cuando están en su orto o emergen por el horizonte este o cuando están en su ocaso y se ponen por el oeste, como ocurre con Aldebarán (alfa de Tauro), Póllux, beta de Géminis, Cástor (alfa de Géminis) Regulus (alfa de Leo), Spica (alfa de Virgo), Kiffa Austral o Zubenelgenubi (alfa de Libra) y Antares (alfa de Escorpio)  Estas son las cinco estrellas bebenias situadas dentro de la banda zodiacal y que forman parte de las constelaciones zodiacales. Aldebarán, Pollux y Antares se pueden confundir con Marte;  Regulus, Spica, y Kiffa Austral se pueden confundir con Júpiter o Venus en los minutos anteriores al anochecer, cuando aún no ha oscurecido el cielo del todo.

Las estrellas bebenias situadas más al norte del zodíaco son Capella, la alfa del Auriga y Arturo, la alfa de Boyero. Las bebenias situadas más al sur de la franja zodiacal son: Rigel, Bellatrix y Beltegeuse, de Orión; Sirio, la alfa del Can Mayor;   Procyon, la alfa del Can Menor; y Achernar, la alfa del Rio.

De tal manera que tenemos tres grupos de estrellas bebenias; 1) las bebenias del norte Capella y Arturo que pueden ser estrella cenitales;  2) Aldebarán, Castor, Pollux, Regulus, Spica, Kiffa Aus, y Antares que son las bebenias zodiacales 3) Sirio, Rigel, Bellatrix, Beltegeuse y Achernar, la alfa del Rio, que son las bebenias del sur conocidas.

Las estrellas bebenias del sur

Las candidatas a ser las nuevas estrellas bebenias del sur, aquellas estrellas de gran magnitud, que se siguen viendo en el periodo de Luna llena, que pueden tener orto en esas latitudes son; la estrella  Al N´air la alfa de la Grulla, Canopus, la alfa de Carina y Acrux la alfa de la Cruz del Sur.

Me entusiasmó la idea de buscar estrellas bebenias para el sur y de realizar este trabajo para así dejar el sistema tradicional en buen uso en el hemisferio sur y facilitar el trabajo de afortunar cielos a los astrólogos de esa parte más meridional del mundo. Le comenté la idea a Patricia Kesselman, mi colega estrellera del Sur, le encantó y me animó a llevar a cabo el trabajo.  Luego le comenté el proyecto a Rosana Negro, mi secretaria y manager en esos pagos, también le agradó la idea. Casi el mismo tiempo Alejandro Cutrín y Carlos Schneerson, sus respectivas parejas, al comentarles el asunto me animaron igualmente a llevarlo a cabo. El último día antes de regresar a España les comenté la idea a Silvia Ceres y a Adrián Argüelles los paladines de la Astrología en esas latitudes y también me animaron a llevar adelante la tarea de localizar las estrellas bebenias del sur.  Gracias a todos ellos se puso en marcha este trabajo.

Observar el cielo estrellado

Asomarse a un cielo nocturno que no se conoce, sin tener una idea previa de la forma geométrica de las constelaciones  que van a aparecer, es tarea vana, pues el cielo se transforma en un caos de puntos blancos y luminosos imposibles de reconocer. Por eso conviene estudiar la forma de las constelaciones antes de salir al cielo nocturno.

Ver el cielo año tras año te familiariza con él. El cielo siempre es el mismo, en las mismas noches, el cielo es idéntico, salvo cuando aparece una estrella errante, un astro nuevo que siempre es un planeta.  El cielo del hemisferio Norte es mucho más conocido y está mucho más estudiado que el del Sur, las causa es muy clara, hasta hace pocos siglos  la inmensa mayoría de la población humana estaba situada en el hemisferio Norte y no tenía acceso a la observación del cielo del Sur.

Jonh Bayer, un abogado alemán  enamorado del cielo, en 1603 diseñó por primera vez unas cartas celestes que incluyen las nuevas constelaciones del sur-  El atlas del nuevo cielo del Sur de Bayer contiene 49 mapas de constelaciones de ambos hemisferios y aparecen las 11 nuevas constelaciones del hemisferio Sur, definidas por los navegantes Keysen y De Houtmann. Es el primero entre los atlas celestes que representa las estrellas ubicadas alrededor del Polo Sur.

Este es el primer dibujo del nuevo cielo, aún sin terminar, en el que se aprecia, arriba  a la izquierda, a la Grulla, en el lado opuesto el Tucan y otras consteciones boreales que entonces eran desconocidas.

A partir del siglo XVII aparecen un número importante da mapas del cielo austral  como los de Doppelmeyer, Hevelius, Cellarius, Johan Bode el mismo Bayer y otros más.  Estos mapas estelares nos servirán de primera ayuda para localizar las nuevas constelaciones.

Luego, en la primera parte de nuestro trabajo, utilizaremos los gráficos adecuados, donde vienen las posiciones de las estrellas que avistaremos en el cielo.

De entre este nuevo cielo austral, hay que hallar tres o cuatro estrellas que cumplan la función de estrellas bebenias del sur. Para ello me tengo que desplazar a un lugar adecuado donde poder realizar la observación en las mejores condiciones.

Observatorio indígena

La elección de un lugar donde poder observar el cielo en las mejores condiciones no es tarea fácil y más si uno se encuentra en un país que no conoce.  Se necesita un horizonte despejado, una atmósfera seca, un aire limpio y que además no haya contaminación luminosa procedente de ciudades o instalaciones humanas próximas. También es necesario elegir unas fechas convenientes relacionadas con la meteorología, como es la temperatura ambiental.   Todo ello hacía complicado decidirse por un lugar concreto donde realizar esta elección de estrellas.  Pero quiso la diosa fortuna, que me encontrase con Alejandro Cutrín, el gordo Cutrín como le llamamos cariñosamente, un Capricornio puro con Júpiter encima del Sol y Saturno al lado en la I, que fue quién me insinuó la posibilidad de realizar este trabajo desde un antiguo observatorio indígena en Argentina. 

En esos mismos días, después de una noche de vino, de tres botellas del mejor caldo, tres copas de grapa y una excelente compañía, vi las fotografías que era capaz de hacer Carlos Schneerson aún en estado de semiembriaguez. Carlos es un Piscis-Aries (Como Morín de Villefranche) con Júpiter en pleno Ascendente, luego vi otras fotos tomadas por él, vi las maquetas de aviones y tanques de la segunda guerra mundial que elabora con sus manos, vi en resumen a un habilidoso reportero grafico, a un corresponsal de guerra, hablé con él sobre la posibilidad de realizar una expedición al observatorio indígena llevando la responsabilidad de realizar un documento gráfico y aceptó casi inmediatamente.

Para comprobar astrológicamente si lo que estábamos tramando en ese momento tenía un reflejo en el cielo, miramos el cielo de Carlos y en ese momento el planeta Marte se hallaba en la conjunción del Nodo Norte de la Luna de Carlos, que se encuentra en el primer grado de Piscis en la Casa XI, la de los amigos, y que Urano pasaría por ese mismo lugar los primeros días de enero, justo cuando pensamos realizar la expedición.

Con Carlos ya había aventura, ya tenía otro nuevo amigo Jupiterino como me corresponde por ley celeste. A Patricia, como buena Sagitario le agradó el asunto e inmediatamente se sumó a la expedición.  La salud del grupo la poníamos a su cargo. Aún no sabíamos donde teníamos que ir, era una expedición a un lugar desconocido, la primera información vino de manos de Alejandro y antes de regresar a España, unas horas antes de tomar el avión, disponía de un informe detallado del observatorio indígena, fue entonces cuando decidimos organizar una expedición al observatorio indígena del Aconquija para realizar el trabajo de campo de las estrellas bebenias del sur, consideramos que es un lugar adecuado para tal actividad mistérico cultural.

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