El Imperio incaico se extendía desde el Ecuador hasta el norte de Chile y el noroeste de Argentina, las personas de estas culturas se interesaban por los astros, los cuales desempeñaban un gran papel en su religión. Para los incas, los planetas tenían el mismo tratamiento que en la antigua Grecia, eran importantes como deidades y recibían culto.
Al planeta Marte le llamaba Aucayoc se encargaba de proteger y ayudar a los combatientes y era una deidad belicosa lo describen como un dios de la guerra que no sentía piedad ni de sus propios hijos.
Al planeta Mercurio se llamaban Catuilla y es el responsable de los mercaderes, caminantes y mensajeros, de modo parecido a la naturaleza astrológica que conocemos del mismo planeta. Saturno lo nombra como Huacha,y al igual que el Saturno de los antiguos, traía pestes mortandades y hambres. Los incas tenían dioses semejantes a los dioses planetarios griegos.
-Tengo la impresión de que la cordillera Andina es como la columna vertebral de un pueblo, de unas gentes, de una cultura que estaba instalada en las tierras altas. Se sabe con seguridad que estos pueblos se interesaron por la duración del año solar, del mes lunar sinódico y del ciclo de Venus. Según estudios de Erland Nordenskiold, se han encontrado cálculos de las revoluciones sinódicas de Venus, Marte y Júpiter.
También otorgaban especial importancia a la estrella Aldebarán, a la constelación de Orión y a las Pléyades. Los astros les interesaban por doble motivo, uno agrícola y otro por motivos religiosos, rituales o mánticos.
Quizás por eso, este pueblo antiguo, raíz de todos pueblos andinos, poseían dos tipos de calendarios, el ritual o tzolkin combinación de 13 signos y de 20 nombres de días, y el calendario solar, compuesto de 18 meses de 20 días, más un periodo de 5 días aciagos que se añadían al final. Ambos calendarios coinciden en un mismo día cada 52 años del calendario solar. Exactamente igual que ocurre en la cultura Maya y Méxica.
Se han conservado manuscritos precolombinos donde aparece la estampa del sacerdote astrónomo indígena, en cuclillas en su templo, con el ojo aplicado a una muesca o hendidura fija, y observando, según parece, el punto preciso en que un astro aparece o se pone por el horizonte.
Parece evidente que existe una correlación o una necesidad de sincronicidad entre los sacrificios rituales y los ortos y los ocasos de los astros. Demetrio Santos en la página 852 de sus Investigaciones sobre astrología habla de la terapéutica de los ciclos, de los sacrificios. Dice que: » El modo de adaptarse a las leyes del Cosmos, de conocer la evolución de éste y seguir sus ritmos. Los antiguos solucionaros este problema de adaptación mediante los sacrificios, ayunos, oraciones y descanso en los puntos de crisis, así como celebraciones siguiendo los ritmos de la Naturaleza.
Dice más adelante que en los sacrificios rituales, tal como los se realizan al orto y al ocaso diario, o en los cuartos lunares, o en los solsticios y Equinoccios, se puede rastrear la importancia relativa de estos momentos, es decir su valor en astrodinas.
«En general en todas las religiones que los sacrificios tengan lugar en los puntos críticos; crepúsculos, cuadraturas de la Luna y el Sol, Equinoccios y Solsticios, como en la China donde se sacrifica un cordero el primer día de la 12ª Luna. Los sacerdotes americanos tuvieron gran preocupación de que los sacrificios fueran realizados en el momento oportuno, lo que según algunos, hizo que su calendario fuera uno de los más precisos, pues temían que en caso contrario podrían destruir el mundo.»
-Puedo imaginarme un mundo donde no faltaban las erupciones volcánicas y los grandes temblores de tierra, que son más frecuentes después de un eclipse o en determinados momentos astronómicos. La Cordillera andina es una zona sísmica de máxima intensidad.
Sigue Demetrio con los sacrificios “…Dado que el animal sacrificado debe tener alguna conexión con el dios o el influjo correspondiente a la crisis, entre los fenicios se sacrificaban niños a la Luna, puesto que éstos tienen influencia en la fase infantil…”
-En Elche, Alicante, de tiempos románicos, en el lugar que se conoce como la Alcudia y donde hay ruinas romanas perfectamente conservadas, también se sacrificaban niños a la Diosa. En todas los hogares antiguos, a la entrada, a la izquierda hay una hornacina que contiene el cráneo con un agujero del primer hijo que se sacrificaba a la Diosa.
“…….Si el Sol que gobierna los niños y los enfermos cardíacos, y sufrimos un punto crítico solar que ha de producir la muerte a cardíacos y a niños, sacrificando a éstos últimos de antemano se deberá evitar la muerte de los cardíacos, según la doctrina de los sacrificios. Igual reza para animales sacrificados en lugar de hombres…..”
Los antiguos griegos llegaron a la máxima expresión de los sacrificios con las hecatombes donde se sacrificaban cien o más bueyes en una sola celebración. Vestigios de estos antiguos sacrificios rituales se mantienen en España a través de las corridas de Toros, donde aún se repiten las hecatombes en las fiestas de San Isidro, de San Fermín o de San Juan y se sacrifican cientos de reses bravas, símbolo de Júpiter, regente de España viajera y viva el turismo.
Indudablemente los incas practicaban una religión donde los sacrificios formaban parte del ceremonial y que estos ceremoniales religiosos se realizaban en momentos astronómicos precisos y en lugares adecuados.
Los sacrificios rituales de los incas parece que eran menos escandalosos que los de los méxicas y no despellejaban a sus víctimas tal como se ha podido observar con el hallazgo de las momias de Salta donde se hallaron tres cadáveres en buena conservación. Se trata de tres niñas que fueron sacrificadas en una de las cumbres sagradas hace 500 años.
Momia de “la doncella” una de las niñas sacrificadas hace 5 siglos.
Está documentado que los incas realizaban sacrificios humanos, algunos de ellos, como los de estas niñas, las sacrificaban al dios Inti (el dios Sol) y a otras divinidades.
Según comenta Esteban Lerardo, en su articulo en la Red. “Se elegían niños porque eran símbolo de pureza ante los dioses y a las nenas se las criaba en la Casa de las Vírgenes del Sol, donde vivían desde los ocho años de edad hasta el momento del sacrificio……
Los santuarios de altura eran lugares destinados al culto religioso en los que se realizaban sacrificios humanos. La Ciudacita del Aconquija con la Puerta del Sol más alta del mundo es uno de esos lugares, al mismo tiempo que era el tan necesaria observatorio astronómico desde donde se observa perfectamente el orto de los planetas.