Pedro Infante

Las estrellas cóndor actúan igual que el ave andina, vuelan en lo alto del cielo y van mirando hacia la tierra buscando una presa a la que agarrar, y si algún animal les llama la atención, porque destaca sobre los demás, entonces se dejan caer en picado desde lo alto, agarran su presa, la elevan a la máxima altura, y cuando está bien alto, la sueltan para que caiga y se estrelle.

La estrella cóndor no agarra a cualquiera, y menos la estrella Aldebarán que siempre elige sus presas entre las personas que destacan en su mundo.

Si una persona destacada tiene al planeta Júpiter alineado con la estrella Aldebarán, si es un “divo”, es decir, un cantante, una estrella o una figura social destacada, entonces la estrella Aldebarán lo agarra y lo eleva a lo más alto que se puede elevar una persona, y cuando está en lo más alto que se puede llegar, entonces la estrella lo suelta para que se estrelle.

Un caso perfecto es el de Pedro Infante, un célebre cantante y actor mexicano, que fue una estrella del cine y de la canción. Intérprete especializado en el género de las rancheras, Pedro Infante llegó a grabar más de trescientas canciones que siguen gozando de gran popularidad en toda Latinoamérica, donde su muerte, en un accidente de aviación acaecido en las proximidades de Mérida (Yucatán) en 1957, provocó un dolor y una estupefacción semejantes a los que rodearon la desaparición de los míticos Rodolfo Valentino y Carlos Gardel.

El día que se estrelló, en el ciclo de 156 años, el reloj de todas las muertes, el atacir de Júpiter y la estrella Aldebarán llegaron al lugar de Marte en la Casa XII, el escenario de las fatalidades y se formaba una figura de aspectos de T cuadrada con el atacir de Marte que formaba oposición con Júpiter y cuadratura consigo mismo, una unión fatal y perfecta. Y si no ves claro estás cosas, es mejor que lo hagas ver.

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