La estrella Iota de la Ballena, no agarra a cualquiera, es muy selectiva y caprichosa, como tolas las estrellas. Al igual que el cóndor cuando vuela en lo alto del cielo, que va oteando hasta observar una presa destacada, algo interesante que se mueve por el suelo, entonces la estrella, igual que el cóndor, agarra a su presa y la eleva, hasta llevarla a lo más alto que se puede llegar, y entonces la suelta para que se estrelle.
Júpiter, en cada uno de nosotros, es nuestra personalidad social. Si te llaman y te dicen “Antoñíta”, te está llamando tu madre y se dirige a ti, pero alguien te dice, Doña Antonia, se está refiriendo a tu personalidad social, al Júpiter que hay en ti, por eso Júpiter representa a nuestra personalidad social.
Cuando la estrella Iota de la Ballena observa una “personalidad social” destacada y tiene alineado al planeta Júpiter, entonces lo agarra, lo eleva, y lo coloca en más alto estatus social imaginable. Y luego, cuando está en lo más alto, lo “estrella”. Un caso muy exagerado pero muy pedagógico es de Don Jaime de Marichalar, el ex yerno del rey emérito de España.
Jaime de Marichalar es de familia “noble” española. Pertenece a una familia aristocrática de Castilla y Navarra, es el cuarto hijos del Conde Ripalda. El hombre tiene una personalidad social interesante, aunque luego como persona sean tan gañan como yo. La estrella se fijo en él, lo agarró por el planeta Júpiter que lo tiene en la Casa X y lo colocó en lo más alto que puede elevar uno en nobleza. Se casó con la hija mayor del rey y lo demás es historia.
Llegado el día de la “defenestración” propia de cualquier estrella cóndor, coincidiendo con el atacir de Saturno sobre la estrella y Júpiter, le dio un “jamacuco” que es la forma vulgar de llamarle a la isquemia cerebral y cayó. Y es que le gustaba el perico más que a Lola flores. El caso es que Marichalar se vino abajo, la estrella lo estrelló. La bicicleta estática y el perico contribuyó.