Ya estoy un poco casado de abrir relojes que den horas malas, aburrido me tienen las malas noticias. Aprovecho que estoy en Montevideo, donde aparentemente no pasa nada, todo está en calma, como en el mar Mediterráneo en las noches tórridas de agosto cuando hay “calma chicha” y por no pasar, no pasa nada
Digo mira, aprovechando la calma, al borde del aburrimiento, pero sin dejarse caer, voy a abrir el reloj de la horas buenas, el reloj que cuando da las horas hay motivo de “enhorabuena”. Es un reloj muy bonito pero vende poco.
Para los que tengan curiosidad de saber, este reloj de las horas buenas nace de la conjunción de Venus y Júpiter, cuando ambos planetas tienen su encuentro en el signo de Piscis, donde Júpiter tiene su Domicilio y Venus su exaltación. No digo lo que imagino de ese tiempo de encuentros porque sé que los censores están por ahí.
Venus y Júpiter forman conjunción en Piscis una vez cada doce años, y hay veces que eso no ocurre, y nos dejan sin horas buenas durante mucho tiempo.
El ciclo de Venus y Júpiter es un reloj y no puede ser otra cosa que lo más parecido a un reloj. Un reloj que no está detenido, un reloj que se mueve por el mecanismo de los “atacires” un grado cada doce días. Todo se mueve a una velocidad uniforme, como el reloj normal. Y cuando un planeta llega por atacir a los diferentes lugares van sonando las campanas de las horas buenas.
Voy a calcular el reloj de las horas buenas para Montevideo, a ver que se ve.
En cualquier carta del cielo del tipo que sea, lo más importante son los “planetas angulares”, lo que signifique será el protagonista del ciclo, en este caso del ciclo de doce años, hasta el 2034, que es la carga de tiempo que tiene este reloj.
En Montevideo hay dos planetas angulares; Plutón, el planeta de deja notar su influencia a través de los muy ricos y Urano, el que se nota a través de los liberales, entre otras posibilidades.
-Cuando me trasladaba desde al aeropuerto al apartamento donde resido he visto la huella de los de Plutón. Me fijo en todo, he abandonado el monte pero he aprendido a ver por las huellas, los excrementos o las egagrópilas que dejan todos los seres vivos. He visto un par señales en lugares muy visibles del Rotary Club, ese minúsculo grupo social formado por los muy ricos y que dejan el territorio marcado como lo hacen los osos, o los pandilleros. Son muy ricos, pero no dejan de ser animales mortales.
Plutón en la cúspide de la Casa IV, señala a Montevideo como hogar y refugio de acogida para los mucho más ricos. ¡Enhorabuena! Montevideo, dice el reloj de las horas buenas. Y quizás sea bueno para la ciudad porque con la alcaldesa de izquierdas que tienen ahora, la ciudad está hecha unos zorros.
Cada vez que voy a una ciudad me fijo en los “paso cebra”. Cuando los pasos cebra están bien pintados, el alcalde o la alcaldesa vela por la ciudad y por el bienestar de sus ciudadanos y es un alcalde o alcaldesa que le gusta ser alcalde o alcaldesa y están ahí para quedarse todo el tiempo que puedan.
Ahora bien, cuando vas a una ciudad, como es el caso de Montevideo, donde los pasos cebras son vestigios de pintura que ni se ven. Significa que la alcaldesa va de paso, que gestiona el dinero no para la ciudad sino para tener contento a los “pobres futuros votantes” que le tienen que estar agradecida, esas son alcaldesas de paso, que están aquí para dar el salto. Y es que a las cabras es gusta subir y saltar.
Pues bien a pesar de la cabra, los pasos cebras sin pintar y los millonetis haciéndose los amos, habría que dar la enhorabuena, lo que no se sabe es a quién.
Y para acabar de arreglar el ambiente, Urano en Tauro es angular en la cúspide de la Casa VII. –¿Tú sabes por la cantidad de sitios que puede salir eso? No me lo puedo imaginar. Dinero por internet, dinero electrónico y todas esas cosas se van a mover más que otros lugares del mundo. Montevideo, el Zurich americano donde el dinero pasa de mano en mano.
Habrá que esperar un tiempo para poder darle la enhorabuena a la ciudad, falta que la cabra salte y venga un buen alcalde a gobernar.
Habrá que esperar a octubre del 2026, cuando el atacir del Ascendente llegue al lugar de la conjunción de Venus y Júpiter, para darle la verdadera enhorabuena a Uruguay. Hasta entonces, paso cebras opacos, calma chica y al año que viene veremos lo que viene, y si es que viene, será bienvenido.
Hoy la señora que se cansa de leer se habrá ido hace un rato. Pobre mujer.