La mala integración o el rechazo absoluto a este modelo inconsciente de Lilith en los hombres, hace surgir una personalidad misógina o xenófoba y genera tendencia a actuar a través de un comportamiento crítico cargado de puritanismo. Los hombres que no tienen integrado al modelo de Lilith, suelen ser personas sometidas a una intensa tensión inconsciente y a causa de ello se muestran intolerantes. Necesitan justificar sus sentimientos coléricos y tienden a culpabilizar a los demás. Propenden a volverse iracundos y tienen una influencia destructiva y quebrantadora en la vida comunitaria, pues reaccionan con un tipo de respuesta desviada, desplazada o exagerada.
Prototipo femenino bien integrado. La mujer Circe.
Cuando este modelo está asumido o bien integrado aparece de manera espléndida en un prototipo de mujer como el que describe Manuela Dum en su libro de las Diosas.
«La mujer Circe ha tenido el valor de mirar en su interior e iluminar una fuerza salvaje que, en realidad, comparten todas las mujeres… Su magia consiste en la capacidad de erigirse como dominadora… La mujer Circe vive en su mundo mágico e invita a los demás a participar en su brujería. Es esa clase de mujer que recibe a .los demás acogedoramente, inspirando una sensación de calidez que les hace abrir sus corazones y revelar sus secretos a su cortés oído. Su presencia y sus modales pueden causar una transformación alquímica en otras personas. Por ejemplo, puede hacer que los demás se sientan cómodos y en contacto con sus propios instintos. La mujer Circe suele poseer un profundo conocimiento de las energías que gobiernan el cuerpo; podría ser doctora, acupunturista o fisioterapeuta.»
La Lilith de Goethe
Otra descripción de este modelo viene de manos de Goethe en su Fausto que le pregunta a Mefistófeles:
¿Quién es aquella? y este le contesta;
«Miradla bien es Lilith. La primera mujer de Adán. Cuidado con prendaros de sus hermosos cabellos y de los atavíos con que se engalana, porque cuando con ellos llega a apoderarse de un joven ya no lo suelta más.»
En el sueño de la Noche de Walpurgis Goethe la hace aparecer de este modo.-
«Dice un puritano:
-La desgracia me trae a este maldito lugar.
¿Qué diablos hacen aquí?
-Entre tanta bruja como hay en este sitio, solo veo dos empolvadas. A lo que contesta Lilith.- Los polvos, lo mismo que los vestidos, solo sirven para las viejas arrugadas; yo no los necesito y, por tanto, monto mi cabrón desnuda y ostento mi hermoso y bien formado cuerpo.»
La meta de integrar el modelo
Integrar el modelo de Lilith equivale a asumir la desnudez y aceptar esas pulsiones primitivas como una parte, aunque sea la parte oscura, la más alejada de la conciencia, pero una parte de nuestra personalidad. Es labor del astrólogo y del psicólogo iluminar este aspecto de la conciencia, aclarar y facilitar a las personas el conocimiento de este arquetipo sombrío a través del cual se debe pasar para alcanzar la integración de la personalidad.