La puesta de Sol vista desde la cima de la pirámide de Kinich Kadmo, en Izamal, es un espectáculo que todo el mundo debería de poder disfrutar, os recomiendo venir un día aquí. Esta es una de las pocas puertas del cielo que permanecen abiertas.
-La temperatura es suave, agradable, benigna y estable, sin una brizna de viento, después de la tormenta viene la calma y aquí se ha cumplido a la perfección.
Para los astrólogos Maya, el ocaso del Sol tenía una importancia extraordinaria, a esa hora del crepúsculo cambia el cielo de color, es algo que ocurre en un momento mágico, como si hubiera un técnico en luminotécnia descomunal.
Dicen los viejos del lugar que en esta hora de la noche, cuando la oscuridad se adueña del lugar, salen los espíritus a bailar. La noche permite percibir la luz incorporea de cada uno de esos espiritus que bailan a primera hora la noche en la explanada superior de la piramide de Kinich Kadmo.
Y llega la noche cerrada, este lugar se vuelve oscuro, las luces de los espiritus que bailan son mis compañeros en este sagrado lugar. Son seres de luz que salen de sus lugares para bailar en la noche estrellada. De día ocupan cuerpos mortales y luego salen libren en forma de luz para venir a bailar a la explanada de la pirámide de Kinich Kadmo.
Ya se acerca Tlahuizcalpantecutli, saliendo de la oscuridad de la noche, sigilosamente, sin aspavientos, con suavidad, tal como le corresponde a la deidad de Venus. -Si, ya se que en la NASA hacen fotografias muy buenas, pero ellos no bailan con Venus en lo alto de la pirámide de Kinich Kadmo.