Podemos imaginarnos a la Luna como una antena parabólica que se conecta con un satélite y nos trae a casa un montón de canales de televisión. Más o menos, para entender el modo en que se relaciona una estrella con la Luna, es así o parecido.

Cuando la Luna se alinea con la estrella Aldebarán, si la estrella “nota” que hay algo relevante que elevar, eleva, aumentando el carisma personal, un don natural que hace la persona atractiva a los demás por su palabra, su presencia o su personalidad.  Mientras que otros no tienen ese don, y la estrella no tiene nada que elevar.

Simón Bolivar es un buen ejemplo de esta “elevación”. El que no conoce a Simón Bolivar, discúlpeme pero no se lo voy a explicar aquí, y a quien conozca la vida y obra de este hombre no hace falta que le hable de él.  Ni siquiera voy a cuestionar si lo hizo bien o lo hizo mal.

Bolivar tenía a la Luna en el mismo grado que su Luna, no es difícil imaginar la enorme popularidad y elevación social de este hombre. La estrella Aldebarán lo elevó desde una “Casa” buena, el escenario de los viajes con los amigos.  Y viajó, vaya si viajó. No paró hasta que la estrella lo estrelló.

El 17 de diciembre de 1830, el atacir de la Luna y la estrella Aldebarán llegó al Ascendente y al mismo tiempo llegó su final. La estrella lo estrelló. Cumpliéndose la regla de los atacires que dice que los planetas escenifican su influencia cuando llegan por atacir al Ascendente.


Benito Mussolini, es un caso completamente distinto y mucho más trágico que el de Bolivar, porque tiene a la Luna junto a las estrella Aldebarán en la Casa VIII. Fue un personaje que experimentó una elevación social descomunal, que desarrolló en carisma extraordinario y tuvo un poder de atracción social sobre los italianos que lo encumbró hasta lo más alto que se puede llegar.

En el caso de Mussolini la estrella cóndor lo llevó a un final horroroso, acabó muerto y colgado cabeza abajo el 28 de abril de 1945, cuando el atacir de la Luna y Aldebarán, en el ciclo de 45 años, el reloj de las muertes asistidas, los suicidios y los asesinatos, llegó al mismo grado del Ascendente. Ya no sé que me causa mayor inquietud, si las estrellas cóndor o los atacires de la muerte.

Otro caso completamente distinto es el de Marta Ferrusola, la esposa de Jordí Pujol, el que fuera durante muchos años presidente de la Generalidad catalana, quien también tiene a la Luna junto a la estrella Aldebarán en la Casa VIII, el escenario de las muertes, las ruinas y los descréditos. Una mujer que llegó a lo más alto en Cataluña y que la estrella estrelló como madre del clan de los Pujol, quienes se aprovecharon de posición social para robar a saco.

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