Cuando Lilith se ubica en la Casa II, el escenario donde se mueve el dinero, el nivel de conciencia más primitivo actúa desde un plano material. Significa tener a Lilith al alcance la mano dispuesta a ganar dinero, con los conflictos que puede causar si está mal integrada. Su influencia en esta zona  tiene relación con los bienes materiales. Por un lado y en su aspecto positivo, que sin duda tiene, garantiza las ganancias, pero con fuertes ataduras al empleo, la profesión,  los bienes inmuebles o sujeciones con todo aquello de donde se extraigan beneficios.
Lilith en la Casa II casi siempre facilita la prosperidad económica con la misma intensidad que sujeta., que ataque retiene. Para muchos hombres representa una mujer a la que está atado económicamente, alguien de quién no se puede separar del todo o de quién no puede desvincular sus bienes; para unos es la madre, para otros la esposa, y para otros sus clientes femeninos.
En las mujeres suele ser al contrario, y es el padre, la profesión o el marido quienes les sujetan por los bienes o los recursos económicos.
Por otro lado señala deseos de tener mayor autoridad en la gestión del dinero, por eso al mismo tiempo es señal de  una merma en la disponibilidad económica, una pérdida del poder personal a causa del ambiente económico más próximo.
Quizás por ello, la influencia de Lilith puede tomar otros cauces y facilitar el desarrollo interno que les acerca a las prácticas mágicas y su deseo de ser una autoridad se canaliza a través del intento de ser un maestro/a de brujería o ser un experto/a en los asuntos que atañen al subconsciente.
 

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