Siempre me digo a mi mismo que no tengo que meterme en líos cuando esté la Luna en Capricornio, porque ahí está mi Casa XII y siempre que me despisto y me dejo llevar esos días, me pasan las cosas que me pasan.
El día de la Luna llena en Capricornio los brujos de Teotihuacan me invitaron a participar en un Temazcal, y no me pude ni me supe negar, así que allá que me fui, sabiendo a lo iba.
-La mejor descripción que se puede dar de un lugar es a través de su imagen, en esta ocasión me he servido de la cámara digital para retener con mayor fidelidad la distribución de este pequeño lugar donde está el gran Temazcal, digo gran porque es enorme por dentro para lo pequeño que parece por fuera, se puede ir casi de pies y cabe un montón de gente.
El temazcal está instalado en el interior de una especie de patio o jardin que está a poco más de 500 metros de la pirámide la Luna de Teotihuacan.
Al fondo a la derecha hay una habitación con camilla para masajes bastante amplia, aquí se deja la ropa para entrar en el Temazcal y ahí me quedé tumbado cubierto de mantas cuando salí.
El temazcal lo organizó y lo dirigió Emma la chamana, la dueña del lugar, una nativa sexagenaria, conocida sanadora que se dedica a la curación; le ayudó en el fuego y a introducir las piedras calientes Roberto un chamán artista arquitecto y pintor, y Lorenzo Trujillo el chamán sanador fue el ayudante durante todo el proceso sanador, fue este buen hombre quién cuidó de mí cuando lo necesité.
Participaron en el trabajo Hilda la promotora del evento y Maria la espinologa que colabora en este centro de sanación, los seis formamos el grupo del temazcal de Tetotihuacan.
-Le pregunté a Emma que cuánto tiempo llevaba haciendo estas cosas y me contestó que eso era algo que lo aprendió de su abuela, que lo viene haciendo desde siempre.
-Al parecer en este lugar usan el temazcal como lugar espiritual y terapéutico y doy fe que sí, es increíblemente eficaz para limpiar pulmones, la temperatura es altísima y se puede evaporar junto al agua que se echa a las piedras calientes, cualquier tipo de esencia expectorante y medicinal.
-Le llevé un poco de esencia de lavanda y de azahar para que olieran los aromas mediterráneos que son distintos a los de aquí.
-El fuego se enciende a la caída del Sol y se empiezan a calentar las piedras. Aquí además de calentar las piedras, se ponen al fuego tres grandes ollas con agua y plantas medicinales.
Antes de entrar en el temazcal, Emma la chamana te sahúma por todo y te busca demonios o polillas astrales o lo que sea que se te queda adherido en la espalda cabeza manos y muchos sitios más. Su pensamiento mágico es idéntico al que observé en los sufíes. Emma la chamana me hizo frotar las manos con mucha energía para desprenderme de vaya usted a saber qué, igual que cuando se hacen abluciones para quitarse no sé qué «entes» que uno puede llevar adherido.
-A mí me dijo que llevaba muchas adherencias y tuvo que soplar mucho humo por mi espalda por la columna para ir quitándome alguno que otro, dice que éstas adherencia son causadas por mi compasión por los demás cuando trabajo, que por ser compasivo me quedo con cosas de los demás que no deben de ser demasiado buenas, el caso es que primero se pasa una especie de exorcismo y te ahúma por todas partes.
Me tocó entrar el primero. Eso de ser Aries tiene sus desventajas. Antes de entrar hay que desnudarse completamente, en el interior el suelo es de ladrillo y al entrar está completamente frío, el culo se te hiela y los cojoncillos también porque se quedan arrastrando por el frío suelo, y no se puede apoyar la espalda en la pared porque es de piedra y está helada. Allí dentro a oscuras, me quedé tieso de frío esperando que fueran entrando los otros, cosa que se prolongó más de media hora, hay que imaginarse cómo se te quedan de heladas las nalgas y lo demás.
Al rato largo entró Emma la chamana y se colocó a mi izquierda bloqueando la salida por ese lado, entró María y se colocó a mi derecha, Roberto desde fuera va pasando piedras calientes usando una pala -¡Piedra caliente¡ y Emma recoge la pala con la piedra caliente y la introduce en el hoyo central. -¡piedra caliente¡.
Una y otra vez. -¡piedra caliente¡ y así hasta más de cincuenta piedras del tamaño de un melón de agua, las últimas entraban al rojo vivo. Una vez todas las piedras en el hoyo, entraron los demás con los cubos de agua fría y el contenido de las ollas, entró Roberto, después Hilda, finalmente Lorenzo el sanador que se ocupó de cerrar la especie de telas que hacen de cortinas y se comenzó el ritual invocando a los cuatro ángulos pidiendo permiso para la celebración.
Después del ritual de apertura comenzó la sesión que consistía en tirar un poco de agua de las ollas sobre las piedras calientes. Cada vez que la chamana tiraba agua sobre las piedras, una ola de calor húmedo e intenso lo invadía todo, cada cazo de agua aumentaba la temperatura de golpe muchos grados, los productos volátiles de las plantas medicinales se respiran hasta lo más profundo de los pulmones.
Desde siempre he pensado que debería de haber una manera para “lavarse” los pulmones por dentro, pero siempre llegaba a la conclusión de que eso era una fantasía mía, no se pueden lavar los pulmones por dentro, a lo más te vas a un lugar de aire puro y te los puedes ventilar, pero enjuagarse los pulmones por dentro, como lo que pasa dentro de este temazcal, eso no me lo hubiera podido imaginar sino lo hubiera vivido.
Los vapores de las plantas medicinales y mágicas te van enjuagando por dentro los pulmones, empiezas a moquear a chorro, y aquí dentro no hay forma de tener kleenex, así que salen mocos por un tubo y a ver qué haces. Luego me enteré por Hilda de algunos trucos para el tema de los mocos y de la manera de resistir el calor que allí dentro se alcanza, que llegan casi a los 70 grados.
Cuando vi entrar tanta piedra caliente, muchas de ellas a rojo vivo, ya me alerté, pues los temazcales que hemos organizado en Sirventa llevaban no más de una docena de piedras y aquí pasaron de la cincuentena.
Sudar se suda a mares, el calor unido a la humedad que produce el vapor del agua que se va echando sobre las piedras, provoca sudor en cantidades máximas. Los poros de la piel se abren como ventanas por las que entran los vapores calientes, algo así como hace la “vaporetta” ese electrodoméstico que tienen las señoras para limpiar con vapor las áreas delicadas de su casa. Los poros abiertos como ventanales enjuagándose por dentro y sacando todas las toxinas y otras guarrerías que seguro que se van acumulando en la piel. -En más de una ocasión he mirado con el objetivo de mi telescopio, mi piel y siempre me ha dado un poco de yuyu por la cantidad de pequeñas adherencias que tenemos entre las grietas de la piel y no te digo si te miras un poro al microscopio, parecen volcanes apagados que babean grasa de vez en cuando, son parecido a órganos excretores.
-Cuando los riñones no funcionan bien, por estos poros se liberan guarrerías, son como millones de culos que no saben lo que es bidet y un día los llevas a todos al temazcal, y se abren los poros y sueltan todo lo que tienen que soltar y tú eres consciente, porque allí dentro, a oscuras, con tanta temperatura, estás atentísimo a todo lo que le ocurre a tu cuerpo, no tienes otra cosa en que pensar.
Hubo un momento en que pensé como se sentirían los lechones cuando los meten al horno. Lo único que te saca del pensamiento sobre ti y sobre tu cuerpo que se está quedando frito, pochado, que no aguantas más, que cada vez que tira agua la chamana la temperatura sube un montón, lo único que te saca de ti son las invocaciones que van haciendo los participantes: “Soy fulano de tal y vengo de tal sitio”. – Soy Tito Maciá y vengo de las estrellas, eso dije, todo convencido, el calor hace estragos en la mente y no se me ocurrió otra cosa y ahora que lo pienso de nuevo creo que es verdad porque de donde vamos venir, ¿del mono? ¡venga yà¡.
El calor sube y sube, ya no sabes dónde meterte, la chamana tira agua y sabes que va bajar del techo un rebote de agua a 100º que es la temperatura con la que se vapora el agua, este vapor es un vapor recién evaporado, tira el agua y cuentas, uno, dos, tres, cuatro y llega la ola de calor húmedo hirviente por encima de la cabeza y como tengo poco pelo se me queda el cráneo frito y me tengo que poner las manos en la cabeza para soportar el calor, pero cuando el calor llega al aire que tiene respirar, aspiras gotitas de agua hirviendo que te queman y te entran hasta lo más hondo de los pulmones y tienes que respirar fuerte porque si no parece que te allí mismo mueres. Los bronquios son insuflados de vapor caliente a presión, te quema y te saca de dentro un chorro de mocos, que menos mal que está a oscuras y no sabes lo que sale porque seguro que nos espantamos.
Llegó un momento que no podía aguantar más allí dentro, era demasiado calor para mí, nunca había estado a tan altas temperaturas. Recuerdo el máximo calor en Erfoud al sur de Marruecos en el mes de agosto que no podías tener agua de la botella porque te quemabas la boca, que para beber era mejor comer melón y que no sudabas nada porque el sudor se evaporaba inmediatamente, allí descubrí para que sirven esos diminutos gorritos que llevan los moros y los judíos, resulta que si humedeces ese trapo, da frescor a la coronilla y hace que el medidor de temperatura del cerebro se crea que hace más fresquito y no se nota el calor. Pero aquí dentro no tenía nada que ponerme en el termómetro de la cabeza. En Sirventa me tiro un poco de agua fría por encima y ya está, pero aquí no tenía opción al bote del agua, toda el agua fría la tenían la chamana y Lorenzo el sanador.
Intenté un primer escape por la izquierda, pero la chamana me agarró por el cuello y puso mi cabeza bajo su muslo -un muslo enorme, por cierto- y allí me tiró un poco de agua fría en la cabeza, ¡¡huffff!! un respiro, pero me vi. trincado, la chamana me mantenía agarrado al cuello y con la cabeza bajo y su enorme muslo encima.
-Estaba haciendo su trabajo bien, pero yo pensaba, mira que sabía que esto de la Luna en Capricornio en la Casa XII que venía coloreada de la conjunción con Plutón, podía traer cualquier cosa extremada. Allí estaba pillado por el cuello en casa de la chamana en el horno de sacar demonios. Se me salían los demonios desde luego, la cosa importante de ese momento era salir de allí pitando.
-Luego me dijo Hilda que a mucha gente la chamana se les monta encima para que no se escapen, que tuve mucha suerte de que a mí no me lo hiciera.-
-Vi el asunto de tal manera, allí con la cabeza aplastada bajo el muslo de la chamana, que en un momento de descuido me zafé suavemente la cabeza y me lancé gateando a buscar la salida por el otro lado, tenía la sensación de que podía arder en cualquier momento, necesitaba salir afuera, pero antes de lograr salir me agarró Lorenzo el chaman y me tiró agua fría en la cabeza, en el pecho, en la espalda y me calmó un poco, cuando pude salí del lugar y me dirigí al cuarto del fondo, me acompañó Lorenzo y me hizo tumbarme en la camilla y le cubrió de mantas como “empañalado” y allí me quedé sudando y dormido una hora por lo menos.
-Al día siguiente me sentí y me siento feliz y fuerte, doy fe que los temazcales del centro de los chamanes de Teotihuacan son beneficiosos para la salud.